jueves, 11 de diciembre de 2014

MÉTODOS DE TORTURA (Parte 11)

Tortura de la Tortuga

La tortura de la tortuga no consistía en nada similar a una tortuga y consistía en que al reo se le tumbaba en el suelo poniéndole un tablón rectangular encima, que se asemejaba a la hoja de una puerta, en dicho tablón ya que el condenado estuviera ahí se colocaban rocas produciendo aplastamiento paulatino  generalmente ubicado en los riñones.

La idea principal del antes mencionado era poner muchas rocas de bastante peso sobre el cuerpo del hereje hasta que este estuviera totalmente asfixiado, por supuesto que primero lo hacían sufrir aventándole rocas un poco más pequeñas para lastimarlo y así hacer de su tortura mucho más dolorosa antes de que éste falleciera. El tormento se podía prolongar bastante tiempo, o por lo menos lo que el verdugo quisiera según el peso que le añadía.

El método de la tortura de la tortuga fue famoso por su uso en la cacería de brujas de Salem donde se erradicó un granjero brujo, la historia cuenta que las rocas pesadas que le echaban acababan con el órgano que le proporcionaba la brujería y también el órgano que regulaba sus líquidos, por lo que murió.


Columpio Malvado

El método llamado “columpio malvado” consistía en montar a la víctima en un columpio en cuerpo completo, dándole un viaje interminable, torturándolo de sobremanera.

La persona condenada terminaba demasiado mareada y podía empezar a delirar, teniendo malos recuerdos de su infancia como por ejemplo, cuando los demás niños que eran más grandes que él o ella lo/a montaban en el columpio contra su voluntad, también podía empezar a recordar cuando su madre lo torturaba montándolo en uno de los antes mencionados a la cortísima edad de dos o tres años de nacido (una verdadera infamia) o todo al mismo tiempo.


Esto quiere decir que las personas que eran subidas a este columpio, eran personas de familias con muchos problemas internos, esto hacía que éstos tuvieran traumas desde pequeños y luego los torturaban con lo mismo para volverlos locos o también para que dijeran la verdad y confesaran lo que el verdugo les pedía, si no lo hacían el castigo era darle más vueltas en el columpio.


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